14/4/08

Un viaje vespertino: la tarde

De regreso a su casa en taxi mientras la tarde se avecinaba, Gabriel nervioso estaba, mucha tarea de matemáticas tendría que hacer. Pero eso no importaba, si las caricaturas él habría de ver. Hora tras hora tras hora sus ojos desgastaban su joven visión, lentes seguros a futuro tendría que usar. Sus sentidos concentrados en el entretenimiento gratuito para un pequeño infante, era el costo de los padres que lo consentían con la mercancía televisiva.

Era el momento de comer, y la garganta se espaciaba y humedecía lo más posible. Ricas grasas consumía y los azúcares vendrían en su bebida gaseosa. No contento del sabor de la bebida azul pedía la verde y un eructo de satisfacción emitió. Postres y golosinas llenaban su estómago vacío de frutas y vegetales saludables.

La tarea no tendría lugar, pues Gabriel solía mentir sobre ella. “Nunca hubo tarea” repetía hasta convencer. La pereza del trabajo era común en su vida, pero la energía en los videojuegos demostraba los talentos ocultos. Suma, resta, multiplicación y división de puntaje virtual lo hacía pensar, mas las operaciones del cuaderno rehuía acustumbrar.

No fue difícil para sus padres deducir la trampa de Gabriel, la manipulación no tuvo efecto esta vez y castigado era enviado a pensar en sus actos y a su labor como estudiante acatar…

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