5/9/11

Versus lo inimaginable

Cuando era pequeño, la maestra de inglés nunca hubiera creído que sabría más de una docena de idiomas de adulto, pues con duras penas podía con el segundo idioma. 
 
Cuando estaba en la secundaria, en la clase de geografía, nunca figuré en la lista destacada del maestro. Ahora tengo un maestría en geografía, a pesar de no haber hecho la licenciatura en ella.
De manera similar, cuando estaba en el cch, mi maestro de ciencias políticas y sociales decía que no iba a ser bueno en la clase. Ahora curso el doctorado en ello mismo, nuevamente, sin haber tenido antecedentes académicos en la materia. 

De niño y adolescente era muy obeso. Los doctores aseguraban que para cuando tuviera 25 años, los problemas serían tales que mi esperanza de vida se vería sumamente reducida; sólo para que en mis veintes llegara a ser entrenador deportivo certificado y casi de un nivel atlético. 

De adolescente, una persona decía que me conocía mejor que “incluso yo mismo”. Nunca volví a hablar con él y seguro, aun con su conocimiento tan “infinito” sobre mi, no lo vio venir (ni supo todo lo que he anotado).

En un trabajo me dijeron que debería salir a menudo de la ciudad, pues mi conocimiento del mundo era muy limitado. Hasta la fecha llevo 15 países visitados, con planes de duplicar el número en los próximos años.

En la maestría alguien me dijo que no sabía nada de mi tema. Ahora doy clases sobre el.

Y como estas historias hay muchas más. Ahora, en el presente, me enfrento a gente que dice que no seré capaz de obtener mis objetivos y que soy muy ambicioso. Espero que la lógica de los logros sea aquella que verdaderamente demuestre que las cosas pueden cambiar y no los prejuicios de quien no me cree capaz de hacerlo.