24/8/09

Extractos de un recuerdo

Era una blanca mañana, el sol había toca mis ojos cuando este apareció lejos al oeste de la ciudad. Era muy claro el día, tan claro como la sala de un hospital, pero esa blancura contrastaba enormemente con aquella noche infernal, cuando hace un año, la gran tormenta me dejó sin mi amada y sin mi único hermano, seres a quienes tanto quise y amé. Las noches eran tan bellas cuando ella me recibía después de tanto tiempo que yo usaba para acudir a los campeonatos. Aquellos momentos era mágicos, llenos de dicha y gracia nos envolvíamos en un mar de caricias y besos, que culminaban en los actos más placenteros y ricos de vida, cuyo final era el mismo, el deseo de darle un miembro más a la familia.

Cuando llegó la noticia de que lo habíamos logrado, no pudimos esperar que ir a festejar en un bar en el centro de la ciudad, con todos nuestros amigos. Fue una noche larga, y aunque no había bebido mucho, la madrugada comenzaba y afectaba mis sentidos que me había llegado el cansancio cuando nos alejamos de ese lugar. Juan Pablo, mi hermano y mejor amigo que jamás tuve, me pidió irse con nosotros, la lluvia subía de nivel cada vez más y la oportunidad de pedir taxi era casi imposible. Esa noche sería la última de mi feliz vida, cuando la visibilidad era cada vez menor y el cansancio mismo me segaba al conducir, que en un instante simplemente perdí el conocimiento y el auto salió del camino.

Cuando desperté, el tiempo había pasado, dos días para ser exacto; y ese despertar mío fue la única buena noticia para los demás. Junto a mi lado estaba mi madre, que lloraba de la emoción de verme con los ojos abiertos, pero también de la tristeza que acontecía a mí alrededor, Simona y Juan Pablo no sobrevivieron y no pude mas que quedarme sin respuesta ante tal hecho. Pronto el doctor entró a mi cuarto, junto a enfermeras y estudiantes detrás de él, con unos ojos fríos y sin sentimientos, pero atento ante cualquier reacción mía, reafirmando lo que mi madre me había dicho. Simplemente me quedé atónito y sin expresión, pero no fue tal aún que al ver como el doctor me decía:

-Joven, usted realmente sobrevivió de milagro, sin embargo no salió tan ileso de ese accidente, si me permite tengo algo que mostrarle-, Recogió la sábana que me cubría, revelando que ahora sólo tenía una pierna y con ello mi carrera de tenista también se había ido.

Así es, esas imágenes me venían a la cabeza todos los días que despierto aquí, en esta solitaria casa. Sólo había encontrado en la bebida la única forma de tratar de sentirme bien y engañar a mi cuerpo de felicidad, siendo sólo un engaño para mí esa autodestrucción que simplemente no podía dejar ya. Todo el dinero que había ganado en mi gloriosa vida de éxito era sólo desperdiciado en el alcohol y nada mas, nunca salía de casa, nunca. La vida era monótona, llena de rutinas como beber y recordar, recordar si tan sólo no hubiéramos estado hasta tarde, si tan sólo no hubiéramos ido ese día, si tan sólo no hubiéramos ido nunca.

10/8/09

El espíritu humano negado

(otro post que escribí originalmente para el blog geomosaico)

El humano, lleno de antropocentrismo buscará la ardua dedicación a sí mismo, rechazando “al otro” como si fuera una obviedad la ignorancia. No hablo nada más de la poca atención hacia los grupos de minorías que de por sí luchan primero por un reconocimiento, después por derechos y finalmente poder; sino también por aquello de lo cual sabemos que surgimos pero que no nos consideramos parte ya más. 

Hablo de lo que el humano considera “natural”, siendo incluso ese un concepto “humano”. La separación que hace es tal que divide el conocimiento dedicado a sí mismo y a lo natural. La separación es muy obvia cuando pasa del rechazo de las minorías a los animales, algo que aún no ha tratado de aceptar en su totalidad.

No es difícil escuchar, leer o conocer comentarios sobre la asombrosa inteligencia que tenemos, el poder de transformar y de crear cosas que los otros animales no pueden hacer. Sin embargo, la glorificación carece de sentido más que de un fin en sí mismo. Nuestras cualidades simplemente pueden ser únicas y diferentes, pero no mejores. Al parecer, la transformación del planeta que hemos creado no ha sido necesariamente la más inteligente.

Lo menciono por el hecho de que los problemas “humanos” y “sociales” en realidad son parte de la misma problemática: la ardua devastación del medio y de los grupos sin poder. Muy probablemente es en realidad esa falacia la que mantiene en sí la poca reflexión sobre una ontología hacia el cambio. Si tenemos el intelecto y la capacidad de transformación, no existe tal más que al exterior pero no al interior. 

El hedonismo de lo innecesario se convirtió en el fin de unos y la satisfacción de las necesidades básicas de muchos. Las respuestas a los problemas son tan obvias, pero no así la capacidad de cambio, hasta que la necesidad más básica defina el destino de dos grupos; sobre ello, sin embargo, el debate continuaría.

Cuando la necesidad más básica sea la disputa de las fragmentaciones humanas, la herencia del pasado definirá si los vencedores sabrán o no cometer los mismos errores, llevando no sólo la autodestrucción, sino la destrucción de todo lo que esté alrededor. Y sabremos si somos un espíritu humano del ave fénix o sólo la ironía de ser el experimento fallido de la naturaleza de la cual nos quisimos desprender.