Es increíble que fue hasta el año 2008 que pude juntar dinero para comprar una nueva computadora. Incrementé 8 veces la memoria y 6 veces el disco del modelo que tenía, el cual apenas cumplía cinco años y ya comenzaba a jubilarse. Entre otras cosas que mejoraron, algo que había esperado con mucha anticipación era un quemador de DVD.
Sin embargo, es una lástima que sólo hasta que pude tener la tecnología que me permitiera por fin crear DVDs, tuve que esperar un hiato de muchos años para dar el salto de VHS. Recuerdo bien como habíamos tenido una videocasetera beta por mucho tiempo y a ésta no le quedó de otra que irse al rincón y espolvorearse con el desuso. Pasó lo mismo con su sucesora y temo por mi reproductor de DVD, pues ahora comienza la introducción del Blu Ray.
Me es complicado entender como poco a poco el disfrute de una tecnología cada vez es más efímero de lo que parece. Alguien que no destina tanto dinero para adquirir lo último en tecnología (o que a veces simplemente no puede) como yo, sólo hasta que puede o se decide encuentra que esa tecnología está a punto de ser desplazada del mercado.
No obstante, no es sólo el hecho de pasar un tiempo en el ahorro y la decisión, hay más cuestiones circundantes al fenómeno. Por un lado la desilusión, como aquella que tuvo un conocido mío cuando compró un ipod de capacidad de 4 Gb y que por una no gran diferencia de costos, sentía envidia de aquel que compró uno de 20 Gb.
Las actitudes también son un tanto interesantes. Para mi sorpresa, un maestro criticó mi memoria usb por dos cosas: primero por requerir una extensión usb cuando no lograba embonar en el puerto y por otra parte, porque tenía un tamaño de un centímetro mayor a lo largo y ancho que los de mis compañeros. Al parecer para aquel individuo esa tecnología no era óptima para los estándares del día y no era nada funcional, aunque para mi fuera el caso opuesto. Al parecer, se crea esa sensación de tener lo último, sin realmente pensar que tan útil realmente es la actualización.
Finalmente, ¿qué va a pasar con toda la tecnología que expira rápidamente? Sonará sorprendente, pero mi videocasetera beta, aquella de la que nunca me pude deshacer, aun está en óptimas condiciones, tanto como mi reproductor DVD. Le damos jubilación a lo que tan pronto es superado y no hay preocupación por encontrar un lugar en el espacio para aquello, sobre todo un espacio útil.
La cuestión más allá de este ejemplo basado en la tecnología, es que las mismas actitudes se crean no sólo con las cosas, sino con la gente, donde la confusión entre sujeto y objeto se pierde si la utilidad de su trabajo es inservible en las configuraciones que hemos creado para el presente.
Me es complicado entender como poco a poco el disfrute de una tecnología cada vez es más efímero de lo que parece. Alguien que no destina tanto dinero para adquirir lo último en tecnología (o que a veces simplemente no puede) como yo, sólo hasta que puede o se decide encuentra que esa tecnología está a punto de ser desplazada del mercado.
No obstante, no es sólo el hecho de pasar un tiempo en el ahorro y la decisión, hay más cuestiones circundantes al fenómeno. Por un lado la desilusión, como aquella que tuvo un conocido mío cuando compró un ipod de capacidad de 4 Gb y que por una no gran diferencia de costos, sentía envidia de aquel que compró uno de 20 Gb.
Las actitudes también son un tanto interesantes. Para mi sorpresa, un maestro criticó mi memoria usb por dos cosas: primero por requerir una extensión usb cuando no lograba embonar en el puerto y por otra parte, porque tenía un tamaño de un centímetro mayor a lo largo y ancho que los de mis compañeros. Al parecer para aquel individuo esa tecnología no era óptima para los estándares del día y no era nada funcional, aunque para mi fuera el caso opuesto. Al parecer, se crea esa sensación de tener lo último, sin realmente pensar que tan útil realmente es la actualización.
Finalmente, ¿qué va a pasar con toda la tecnología que expira rápidamente? Sonará sorprendente, pero mi videocasetera beta, aquella de la que nunca me pude deshacer, aun está en óptimas condiciones, tanto como mi reproductor DVD. Le damos jubilación a lo que tan pronto es superado y no hay preocupación por encontrar un lugar en el espacio para aquello, sobre todo un espacio útil.
La cuestión más allá de este ejemplo basado en la tecnología, es que las mismas actitudes se crean no sólo con las cosas, sino con la gente, donde la confusión entre sujeto y objeto se pierde si la utilidad de su trabajo es inservible en las configuraciones que hemos creado para el presente.