La luna aparecía, su luz reflejaba las lágrimas de Gabriel. Ni idea tenía en cómo resolver su vida, mucho menos su tarea de matemáticas. Lo absurdo que significaba para él su futuro era igual a su interés en el presente. El llanto no acababa el dolor, fue entonces cuando reflexionó y un giro dramático en el momento llegó.
“Si pudiera ir a ese mundo de mi imaginación podría hacer lo que quisiera” pensaba mucho a su favor. Y de pronto una voz escuchó, afuera o dentro de su cabeza no importaba de donde emitía el sonido, sino el mensaje que debía dejar. “Gabriel, la clave para acabar tu malestar está en hacer la tarea” decía la voz. Gabriel, sorprendido, miraba a todos lados, no podía encontrarlo en ningún lugar.
“¿Quién eres?” decía Gabriel. “Soy yo, Emilio”. Gabriel soltó un suspiro de alivio al saber que su mejor amigo estaba ahí. “Gabriel, tienes que hacer la tarea, sólo así podrás aprender a sobrevivir” con tono persuasivo Emilio repetía una y otra vez. Gabriel convencido, sabía que lo podía hacer, en un santiamén terminó su deber.
“Acabé, pero dime, ahora que voy a hacer” Gabriel confundido de su acción esperaba una respuesta. “Simple, tienes que quebrar las reglas si quieres sobrevivir. Acompáñame, debes buscar el elixir, con él podrás terminar” decía Emilio seguro y misterioso de su discurso.
“¿Elixir, sobrevivir, de qué me hablas Emilio?” sin atar cabos pero siempre obediente, lo siguió…
“Si pudiera ir a ese mundo de mi imaginación podría hacer lo que quisiera” pensaba mucho a su favor. Y de pronto una voz escuchó, afuera o dentro de su cabeza no importaba de donde emitía el sonido, sino el mensaje que debía dejar. “Gabriel, la clave para acabar tu malestar está en hacer la tarea” decía la voz. Gabriel, sorprendido, miraba a todos lados, no podía encontrarlo en ningún lugar.
“¿Quién eres?” decía Gabriel. “Soy yo, Emilio”. Gabriel soltó un suspiro de alivio al saber que su mejor amigo estaba ahí. “Gabriel, tienes que hacer la tarea, sólo así podrás aprender a sobrevivir” con tono persuasivo Emilio repetía una y otra vez. Gabriel convencido, sabía que lo podía hacer, en un santiamén terminó su deber.
“Acabé, pero dime, ahora que voy a hacer” Gabriel confundido de su acción esperaba una respuesta. “Simple, tienes que quebrar las reglas si quieres sobrevivir. Acompáñame, debes buscar el elixir, con él podrás terminar” decía Emilio seguro y misterioso de su discurso.
“¿Elixir, sobrevivir, de qué me hablas Emilio?” sin atar cabos pero siempre obediente, lo siguió…
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