20/9/10

¿Libertad de elección?: Somos lo que comemos 2

La gente es muy celosa de los placeres de la vida, claro está, que dicha definición de placeres sea la idea generalizada. Existe una innumerable lista, pero como siempre me enfocare a los estilos de vida. Por ejemplo, la aparente “tortura” de seguir una dieta. Estamos acostumbrados a ciertos alimentos, muchos de ellos con un sabor agradable al paladar, pero con ciertas consecuencias poco nutricionales. Me he preguntado hasta que punto puede ser la gente celosa tanto de los placeres del gusto por la comida, que se anteponen a la salud integral.

Yo he vivido casi la mitad de mi vida con lo que por sentido común conocemos como “dieta”, una tan perpetua que simplemente he dejado de verla como tal. Mucha gente a través de estos años se ha sorprendido de que no consuma ciertos alimentos, y sin embargo sigo restringiéndome. Ahora puedo decirles que efectivamente sufro de deficiencias en mi sistema metabólico, y no por la dieta, sino por una genética y un estilo de vida previo al inicio de dicha dieta.

Ésta suele ser la primera en salir como culpable, y más si es vegetariana. “es que no consumes suficientes proteínas”, “es que no consumes suficientes lácteos”, etc, etc. Dejenme comentar que, de no haber sido por las restricciones, hubiera desarrollado mi deficiencia desde años atrás. En realidad la dieta no mejoró las cosas, sino impidió que empeoraran, pero nunca fue algo nocivo en su totalidad, simplemente ha llegado el punto en mi vida en el cual ya no es suficiente.

Mi dieta actual por el resto de mi vida sigue y seguirá siendo la misma, con muchas restricciones. Eso no me preocupa, ni me pone triste, sino el hecho de que ahora dependo de medicamentos, análisis y visitas al doctor recurrentes cual vil enfermedad crónica.

Así que, mientras una persona se deleita con el rico sabor de una comida alta en grasas y azucares, yo encuentro en realidad placer en aumentar mi esperanza de vida. Me pregunto entonces, si yo con unos cuantos años de pasar por obesidad infantil y con un estilo de vida tan cuidadoso ya ha sido comprometida mi salud de por vida, ¿cómo será la calidad de vida de otros? ¿cómo será la calidad de vida de las próximas generaciones en México, con índices cada vez mayores de obesidad?

Las preguntas como siempre quedan al aire.

1 comentario:

Lilith Lalin dijo...

Yo siempre me he preguntado hasta qué punto tenemos que llegar para mejorar nuestra calidad de vida.

Creo que para todo debe de existir un equilibrio, físico, emocional y económico. Muchas personas aplican el “Caído el niño tapado el pozo” cuando muchas cosas se pueden prevenir.

Saludos y que estés muy bien