Han acabado las olimpiadas 2008 y México celebra grandes triunfos: dos medallas de oro y una de bronce (obtenidas estas últimas en equipo). Desde hace ya muchos años no habíamos presenciado algo así y poco a poco nos vamos consolidando como líderes en el deporte y arte marcial taekwondo; además de los clavados y caminatas donde suele haber talento rotatorio muchas veces también. Ciertamente al principio no esperaba mucho de los mexicanos, pero me dio gusto que hayamos demostrado éxito. Sin embargo, a pesar del orgullo, no me siento satisfecho, es decir, me parece que sigue siendo insuficiente.
Como logros comparados con nosotros mismos hemos demostrado un avance, pero si nos comparamos con otros países seguimos teniendo muy poca fuerza. Es verdad que estuvimos en muchos primeros lugares, pero también estuvimos en los últimos en el resto de las competencias, pero obviamente de ello no se habla. Se habla mucho de los elogios que dan a los ganadores mexicanos; pero algo que me llama mucho la atención fue escuchar lo preocupados que estaban algunos comentaristas de cómo Estados Unidos había sido opacado por China en cuestión de medallas y de lo entusiasmados que estaban en cómo van a hacerle para recuperarse las próximas olimpiadas.
Me llama la atención porque para mí y creo que para los mexicanos en general no nos debería importar quienes podrían ser los líderes en triunfos sino analizar críticamente los juegos. Claro, me he dado cuenta de que siempre pienso en utopías y se me olvida de repente que los comentaristas no siempre están debidamente capacitados en analizar y sólo se limitan a sus superfluas opiniones.
Otra cuestión que comento es que cuando vi el triunfo de Guillermo Pérez me dio gran gusto, pero en el fondo comencé a sentir incertidumbre sobre su futuro, cuando él se convierta la imagen no del éxito, sino del consumo. Efectivamente, aunque aún no lo he visto en comerciales patrocinando algún producto (y realmente no quiero que lo haga, así como a Paola Espinosa, Tatiana Ortíz y Ma del Rosario Espinoza), la cervecera Tecate ya se tomó la molestia de usar fotos y videos de él en sus comerciales.
Es lo irónico de la era moderna del consumo (pleonasmo intencional) que los años de preparación, el esfuerzo de una gran competencia a nivel mundial e histórica, que los sueños y deseos de ganar en un encuentro deportivo se usen para vender cerveza, es decir, alcohol, o sea todo lo contrario: vicio, adicción, sedentarismo y subsecuentemente sobrepreso, englobado todo ésto en mala salud y en el olvido.
Como logros comparados con nosotros mismos hemos demostrado un avance, pero si nos comparamos con otros países seguimos teniendo muy poca fuerza. Es verdad que estuvimos en muchos primeros lugares, pero también estuvimos en los últimos en el resto de las competencias, pero obviamente de ello no se habla. Se habla mucho de los elogios que dan a los ganadores mexicanos; pero algo que me llama mucho la atención fue escuchar lo preocupados que estaban algunos comentaristas de cómo Estados Unidos había sido opacado por China en cuestión de medallas y de lo entusiasmados que estaban en cómo van a hacerle para recuperarse las próximas olimpiadas.
Me llama la atención porque para mí y creo que para los mexicanos en general no nos debería importar quienes podrían ser los líderes en triunfos sino analizar críticamente los juegos. Claro, me he dado cuenta de que siempre pienso en utopías y se me olvida de repente que los comentaristas no siempre están debidamente capacitados en analizar y sólo se limitan a sus superfluas opiniones.
Otra cuestión que comento es que cuando vi el triunfo de Guillermo Pérez me dio gran gusto, pero en el fondo comencé a sentir incertidumbre sobre su futuro, cuando él se convierta la imagen no del éxito, sino del consumo. Efectivamente, aunque aún no lo he visto en comerciales patrocinando algún producto (y realmente no quiero que lo haga, así como a Paola Espinosa, Tatiana Ortíz y Ma del Rosario Espinoza), la cervecera Tecate ya se tomó la molestia de usar fotos y videos de él en sus comerciales.
Es lo irónico de la era moderna del consumo (pleonasmo intencional) que los años de preparación, el esfuerzo de una gran competencia a nivel mundial e histórica, que los sueños y deseos de ganar en un encuentro deportivo se usen para vender cerveza, es decir, alcohol, o sea todo lo contrario: vicio, adicción, sedentarismo y subsecuentemente sobrepreso, englobado todo ésto en mala salud y en el olvido.