Las opiniones de los niños reflejan un ideal más que una realidad, o viceversa.
Las opiniones de los adolescentes son tan válidas como las de cualquier otro, pero serán vistas como inmaduras a pesar de todo.
Las opiniones de los jóvenes son las más socorridas por su innovación y las más menospreciadas por su carácter crítico.
Por el contrario, las opiniones de los adultos son vistas como correctas, válidas y maduras, aunque muchas de ellas sean retrógradas, tratando de hacer que el futuro se piense en el pasado.
Las opiniones de los ancianos, independientemente de cómo sean, son quizás las menos escuchadas que todas las anteriores.
¿Y tu qué opinas?
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