¿Qué es lo normal? Sin duda una pregunta fuera de lo normal. Puede ser la media, el promedio o cualquier cuestión estadística que pretenda resumirnos el significado con números. Pero podría decirse que es aquello que consideramos común a todos o a la gran mayoría, algo que difícilmente cambia. ¿Pero qué es eso que consideramos normal? Recordé haber visto una historia donde alguien famoso deseaba tener una vida normal para así salir de sus problemas. La pregunta sería ¿Qué es lo que el famoso considera normal? Yo pensaría que es la condición de no tener fama.
Fue entonces que se me vino a la mente el hecho de que lo normal es aquello que no es extraordinario para uno. Si lo pensamos, mucha gente habrá en algún momento de su vida reflexionando sobre lo mismo que aquel famoso, en ser una persona normal, pues pensamos muchas veces que nuestros problemas son extraordinarios. Lo mejor de todo es cuando averiguamos que nuestros problemas son de lo más normal, pero nos rehusamos a pensar en ello. Yo diría que el pensar que somos normales nos deja preocupados por lo poco importantes que podríamos ser.
Lo malo de ésto es si nos dejamos llevar y nos enajenamos de nosotros mismos, así como de los demás; la capacidad empática se acentúa o se pierde en la búsqueda del sentido a los hechos. Pero aquello extraordinario no necesariamente son problemas, son cualquier situación, condición y experiencia única, sin ser propiamente negativa. Al fin y al cabo, los normales son a pesar de todo diferentes, pero nos esforzamos en homogeneizar las diferencias cuando conviene.
Fue entonces que se me vino a la mente el hecho de que lo normal es aquello que no es extraordinario para uno. Si lo pensamos, mucha gente habrá en algún momento de su vida reflexionando sobre lo mismo que aquel famoso, en ser una persona normal, pues pensamos muchas veces que nuestros problemas son extraordinarios. Lo mejor de todo es cuando averiguamos que nuestros problemas son de lo más normal, pero nos rehusamos a pensar en ello. Yo diría que el pensar que somos normales nos deja preocupados por lo poco importantes que podríamos ser.
Lo malo de ésto es si nos dejamos llevar y nos enajenamos de nosotros mismos, así como de los demás; la capacidad empática se acentúa o se pierde en la búsqueda del sentido a los hechos. Pero aquello extraordinario no necesariamente son problemas, son cualquier situación, condición y experiencia única, sin ser propiamente negativa. Al fin y al cabo, los normales son a pesar de todo diferentes, pero nos esforzamos en homogeneizar las diferencias cuando conviene.
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